domingo, 15 de enero de 2012

Dimanche: Erasmus 2.0

El domingo me puse el despertador ya que habíamos quedado para ir al Marché de Midi.
Al final acabamos yendo al mercado Ire, Jorge, Ivo, María y yo. Y fuimos cerca de la hora punta en la que ponen las cajas llenas de fruta y verduras a un euro. Nos hartamos de reír, sobretodo con Jorge, que adora los pimientos rojos y luchaba por conseguir una caja llena de pimientos rojos. Acabé con un kilo de lubinas o algo así, que compré a medias con Ivo (2k 5eu), con zanahorias para dar y regalar ya que Ire y yo nos pillamos una caja, con champiñones, plátanos, una cajita de fresas... las empanadillas que siempre me llevo del mercado... ¡y hasta una piña! La compramos Ire y yo a medias para tomarla de postre.
La verdad es que ir con tanta gente al mercado es mejor, sobretodo por el hecho de compartir cajas de lo que sea y eso. Ire tuvo mucha gracia porque decía que le hacía mucha ilusión de hablar de dónde podemos comprar tal producto más barato, o sobre cómo podemos hacer tal plato... cosas de las que no hablamos normalmente con nuestros amigos en nuestras ciudades porque vivimos con nuestros padres. Parecíamos cinco marujas de un lado para otro.

Acabamos con mucha compra pero muy contentos.

Ire se vino a casa y nos hicimos de comer con "productos frescos": una pasta con zanahorias, champiñones, cebolla y le rallamos un poco de queso por encima. Pasamos una tarde muy buena en casa, viendo cómo haríamos el trabajo de Instituciones Europeas (lo acabamos haciendo a sorteo) y hablannndo larrrgo y tendido.
Llegó el momento de despedirnos pero no la dejé huir tan fácilmente... no. Ella se llevaría una de las cuatro lubinas que tenía pero claro, conociéndonos... íbamos a acabar tirándolas porque nos daba pereza/asco limpiarlas así que... nos pusimos manos a la obra. Por dios, qué risa, no podíamos parar de reír con las pintas que teníamos luchando contra ellas. Yo las abría y les sacaba... todo lo que tenían dentro e Ire iba cortándoles las cabezas, enjuagándolas y tal... Hasta que empecé a abrirles la boca y ver cómo se les cambiaba la cara y se les abrían las branquias. ese momento en el nos entró un ataque de risa de "¡Pero qué ascoooo...!" Y nosotras dos que nos queremos ir a África, anda que vamos aviás. Vamos... un numerito las dos partiéndonos de risa. Momento a recordar para el resto de la Erasmus, desde luego.
Y, después de acompañar a Ire a la parada del tram y de tirar los desperdicios del pescado en una papelera de la calle (una cosa es limpiar el pescado y que se te quede el olor en las manos, pero otra cosa es quedarte con la basura en casa hasta el día que nos toca bajar la basura), subí a casa para seguir cosiendo. Me estoy transformando en una señora poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario