domingo, 15 de enero de 2012

Première Semaine à Bruxelles.

Menuda sensación rara esa de coger el autobús desde el aeropuerto de Bruselas, cambiar al tranvía que coges para ir a la ULB o a visitar a Ire, a Val, a Marco... y sentirte como si no te hubieras ido. Era como volver "a tu otra cosa".
En fin, una odisea de día en el aeropuerto de Bcn (donde llegué a 8h20 y no salió mi avión hasta en teoría 17h30, porque tuvo un poco de retraso). Pero tampoco me importó mucho: estuve estudiando, durmiendo, paseándome... y observando mucho a la gente que iba por allí, cosa que me encanta, sobretodo por la diversidad de un aeropuerto.
Y fue impactante dormirme cuando aún era de día en el avión y despertarme y nada más abrir los ojos toparme con la luna justo enfrente y la oscuridad de la noche.

Llegué a casa y me encontré con la familia, que acababa de dejar al hijo que se iba con el cole a esquiar a Francia. Y meenos mal que me los encontré, porque sin la ayuda de Abdula no sé cómo habría podido subir la maleta que traía.
Reencuentro con Sara, me dio un regalo que dejaron los Reyes Magos en su casa (un reloj muy bonito y una tableta de turrón de chocolate y nueces hecho en su pueblo), cenamos algo y a la cama, porque ella estaba con un resfriado/gripe sin dormir y yo estaba zombie de todo el día.

Al día siguiente, que fue martes, salí de casa para comprar pan e ir al banco. Me pasé el día estudiando, ya que el miércoles empezaba los exámenes. Por la tarde, me pasé por la residencia de María, una granadina que tenía el mismo examen que yo y vive aquí al lado. Estuvimos resolviendo algunas dudas de última hora y poco más.
El martes fue el primer examen "a lo belga". Era con nuestro profe el gracioso. Aquí algunos profesores llevan a unos becarios que son, para que me entendáis, "sus esclavos". Van paseándose por el aula para que la gente no copie y, si quieres preguntarle algo al profesor y éste está en su mesa en ese momento, el becario se te acerca, le dices lo que quieras y hace de mensajero hasta el profesor. Es como tan... pijo.
Lo bueno fue que en mitad del examen, el profesor repartió bombones de chocolate. C-H-O-C-O-L-A-T-E. Imaginaos mi reacción cuando levanto la mirada y me encuentro al profesor dándome un bombón de chocolate. La mayor prueba de amor que me podría hacer.

El resto de semana hasta el viernes pasó igual: estudiando y haciendo exámenes. Viendo a la gente con la que tenía exámenes y ya está. Por suerte, ya terminó lo gordo.

Dejo esta tira cómica que me hizo bastante gracia:


El viernes tras los exámenes, me tomé algo con Ivo por la facultad. 
Hice una visita a Anna y a Maddi, que se han pasado esta semana enclaustradas en casa de Anna. La nueva casa de Anna es chulísima. Me encanta. Vive con un artista, con un actor/director de cine que de hecho cuando estuve, le estaba poniendo música a una película que había hecho/estaba haciendo. Comparte casa también con una húngara muy simpática, y la casa es genial. Muy bohemia, con la entrada empapelada de cómics, la cocina con un pequeño salón delimitado por unas estanterías llenas de libros y pelis; una parte con una mesa donde se puede comer/estudiar; y ya el gran salón digamos con un piano al lado y muchos carteles de películas por allí. Esa zona era como un escenario de película. ¡Muy grande! Y en la parte de arriba, que en medio de sala gran sala hay unas escaleras que llevan arriba, están las habitaciones. Ah, y las puertas de los baños están camuflados en la entrada con la pared empapelada de cómics.
Tras estar un rato con ellas y reencontrarnos después de las Navidades, me fui dirección Flagey donde había quedado con Ire en el Café Belga para tomar un té. Estuvimos de charla hasta tarde, acabamos comprándonos unas frites en el puesto de Flagey y yendo a su casa para cenarlas con unos filetes de salmón que tenía en su casa. De allí, acabamos con Paula e Ivo tomándonos algo por Flagey y pronto a casa porque estábamos todos muy cansados de toda la semana y de lo que aún quedaba.

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