lunes, 23 de enero de 2012

Lundi: le début d'une longue semaine.

Lunes. Despertador. ¡Oh no! Bueno... lo retrasé... media hora (pero ya contaba con que iba a hacerlo el día anterior así que me puse el despertador antes de lo previsto).
Desayuno con gofres pero al levantarme con hambre no me tomo uno... sino dos. Pero eran pequeños, ¿eh?¡No os vayáis a pensar que me estoy convirtiendo en una aspiradora de gofres! En fin... continuo mi relato: ducha y a la calle. Fui para el banco a ver si esta vez podía cambiar a la moneda turca y... ¡sí! El miércoles tengo que ir a recoger el dinero.
Puis, me fui andando hacia la universidad ya que teníamos que entregar el trabajo de "Institutions Européennes". Iba a imprimirlo en una copistería en Général Jacques (al lado de la uni) pero como fui dando el paseo, pasé por delante de una que parecía inofensiva al haber estudiantes dentro y cometí el error de entrar. El hombre era muy simpático, sí... Y le pedí que me lo imprimiera a color ya que había algún título con fondo de color y la portada también. Lo que pasó a continuación casi me cuesta no llegar a entregar el trabajo: me cobraron DIEZ EUROS por imprimir DIEZ PÁGINAS. Pagué y salí a la calle con dolor hasta en las orejas de haber tenido que dar mi preciado billete de diez euros con el que calculaba imprimir, comer e incluso algo más durante el día.
Y bueno, sigue la aventura. Llegué a la universidad e inicié la gymkana de encontrar el bureau de la profesora: para empezar, no estaba en lo que digamos es el complejo "oficial y bonito" universitario, sino que el edifico está en la otra parte de la avenida que da a la parte de detrás. Una vez que conseguí encontrarlo, vi unas escaleras nada más entrar y subí ya que era en la planta cuarta. Bien, parecía que no había problema, y eso que Mirka me había dicho que ella no encontró las escaleras. Raro que con mi pasimonia interna y poca orientación lo encontrara a la primera, ¿no? Pues efectivamente, me equivoqué porque cuando llegué a lo que se supone que era su despacho, no había ni caja en la puerta para entregar el trabajo ni su nombre en la puerta. Mais c'est pas possible! Tras unos cinco minutos dando vueltas en una mini-planta, pregunté en un despacho que estaba abierto y me mandaron bajar las escaleras, atravesar dos halls y subir otras escaleras. Bien, para allá que va Martu y sube las escaleras, pero sube hasta el nivel 3. ¿¿Dónde putain está el resto de las escaleras?? Pues... tras otro buen rato dando vueltas, abre una pequeña puerta de "salida de emergencia" y ALLÍ estaba el resto de escaleras, con un cartel en el que habían señalado con fosforito el resto de despachos que había. ULB, je t'aime! Dejé el trabajo en la caja de cartón de la puerta y me sentí un poco como en Pekín express cuando llegan a la meta: mirando alrededor, orgullosa de mí misma, sin saber qué hacer... pensando que había terminado una gymkana.
Al salir del edificio, me llamó Ire que estaba con Paula e Ivo e iban a entregar el trabajo. Fui con ellos para evitar que cayeran en la locura buscando el despacho, aunque Ivo ya se había paseado antes para investigar dónde encontrarlo.
Atardecer desde mi cuarto el otro día.
Tras la gymkana ULBiana y ayudar a algún guiri para que llegaran al despacho, nos fuimos Ire y yo al Matongé a dar una vuelta y a comer. Comimos en el mismo sitio que la otra vez: un restaurante muy barato decorado con muchos colores y pinturas, con las mesas de fuera también pintadas con el mapa de África... muy guay. La diferencia con la otra vez es que esta vez acertamos al pedir: Ire pollo con salsa de cacahuete y yo pollo con salsa de palmito, todo acompañado con arroz muy rico. ¡Qué bieen comimos! Y todo por la friolera del 5.50.
Nos estuvimos imaginando la vida del jefe del restaurante: se fue a África después de dejarlo con su mujer ya que era su sueño de siempre y allí se enamoró de otra. Pero la cosa no funcionó, así que se volvió a Bélgica, no se sabe muy bien porqué. Sus hijos con su mujer europea no le hablan ya que piensan que está loco y él sigue enamorado del país. Pues bien, hasta tal punto llegó nuestra curiosidad que el hombre se nos acercó para preguntarnos cómo iba la cosa y le empezamos a invadir a preguntas. Sólo conseguimos saber que es turco, que lleva aquí desde siempre y que le gusta mucho África por los colores y porque allí saben vivir (sabemos que la historia que nos inventamos es cierta, pero aún no tenemos la suficiente confianza para contárnosla). 
Nos pidió si le podíamos hacer una lista con grupos españoles, ya que van muchos españoles por allí y para ponerlas en el hilo musical. Así que... A partir de hoy, en el Matongé de Bruselas sonará ¡Pereza, los Delinqüentes o la Kinky Beat!
Después de dar una vuelta por el Matongé y ver las tiendas con las telas para hacerse vestidos africanos (si supiera coser... compraría alguna tela para hacer una falda o una camisa bonita), me despedí de Ire hasta la noche y me fui a la Gare Centrale para preguntar qué pasaba con mis billetes a París del día 30 (Ese día hay huelga general y temía por mi viaje). Y allí un chaval muy simpático me confirmó que ese día no había trenes así que tengo dos opciones: o que me reembolsen el dinero o viajar un día más tarde. Aunque aún no tienen las consignas de la huelga y me tengo que volver a pasar el miércoles o el jueves... P.E.R.F.E.C.T.O.
Volví a casa un poco asqueada aunque he encontrado billetes de autobús para el día anterior a la huelga por 28euros, así que a lo mejor los compro.
Y tras yo obligar a Edu a estudiar y él a mi a ir a hacer la compra, salí de nuevo a hacer la compra para algunas cosas que me faltaban. Ahora cortocircuito mental: mi calle suele tener mucho tráfico y movimiento porque digamos que es una calle principal del barrio. Pues bien, estaba cortado por todos lados. ¡Cosa rara! Fui a hacer la compra y al volver me topé con un cámara de televisión y mi calle que seguía cortada y llena de policías como antes... ¿qué habrá pasado? Pues parece ser que nada: sólo vi dos furgonetas limpiando la calle con detergente y todo. ¿Será que es un acto importante?
Volví a casa, recogí y llegó al ratito Sara. Cenamos y estuvimos practicando su francés para su examen oral de mañana y me fui para el centro donde había quedado con Anna, Ire, Alican, Emil y más gente para tomar algo y despedir de paso a Emil. 
El centro estaba lleno de policías también y por lo que pude presenciar, ha tenido que haber un partido entre Marruecos y Turquía y ha ganado Turquía, porque había una gran celebración. 
Pero bueno, nosotros a nuestra bola nos fuimos al Delirium y allí estuvimos un rato. Nos lo pasamos muy bien, nos reímos mucho aunque al final me dio pena despedir a Emil... ¡y eso que tampoco éramos muy íntimos! Pero bueno, eso de decir adiós a las primeras personas que conociste aquí es como entrar en una nueva etapa.

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