jueves, 22 de diciembre de 2011

Dimanche: dernière journée à Bruxelles avant Nöel.

El domingo me desperté  y tenía bajo la puerta de mi cuarto una felicitación de Navidad escrita por Sara, ¡qué bonito despertar!
Me puse a preparar la maleta para el día siguiente, me duché y comí pronto porque había quedado a 15h para tomar un té con Mirka en su casa (horario guiri, yo a esa hora estaría comiendo...)
Pero antes de salir, le dejé a Sara su regalo en la puerta de su cuarto, porque ella también se fue a tomar café con unas amigas.
Le llevé a Mirka unos polvorones, por la politesse de tener que llevar algo a casa de la gente (estoy un poco harta de eso y no se me ocurría nada). El caso es que le gustaron mucho, me dijo que se parecía a un dulce eslovaco, así que bien. Estuvimos por la tarde en su casa hablando sin parar... cuando nos dimos cuenta ¡eran casi las siete! La verdad es que nos llevamos muy bien, y hemos quedado en hacer el Tandem por libre inglés/español.

En fin, luego me fui directamente a casa de Marquito para despedirnos ya que él se vuelve a Montréal a finales de diciembre. Allí estaba, estudiando para el examen del día siguiente (un rollo que haya tenido sus exámenes ahora, porque no nos hemos visto prácticamente). Estuvimos allí un rato hablando, riéndonos y haciendo un panorama de cómo ha sido su Échange étudiant. Llegó el típico momento en el que nos enseñamos nuestras casas por google maps: vaya diferencia entre su enorme casa tipo americano y la mía. Eso sí, su facultad es el típico edificio moderno feo. Estuvimos escuchando música un rato y nada, muy bien.
Al llegar a su casa, empezó a nevar así que al salir, se salió conmigo para hacer una foto bajo la nieve. ¡¡Y es que caían unos copos enormes!! De hecho, cogimos nieve desde su ventana porque caía un montón. Lo que pasa es que claro, yo iba con mi abrigo, bufanda... y él en manga corta y con chanclas. A pesar de ello, no me privé de tirarle una bola de nieve, aunque empezó a tiritar al poco tiempo. 
¡Vaya pavo nos entró! En fin, despedida bonita con la nieve y todo, aunque no quitara que fuera triste. Aunque como dijimos "Il faut sourire".

Ya en casa me despedí de la familia para avisar de que me iba y todo y... ¡sorpresa! Se ofrecieron a llevarme al aeropuerto a la mañana siguiente. Así que así fue, Abdula y yo llevamos a los niños al cole y nos fuimos después al aeropuerto.
Cené con Sara ensalada y croquetas para celebrar nuestra propia despedida y nos acostamos pronto.

À très bientôt, Bruxelles!

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