Porque en mi barrio las estatuas tienen personalidad. |
En fin, paseíto mañanero hasta casa. Me pasé antes por el Carrefour para comprar cosas, llegué a casa y me duché. Había quedado con Irene para comer y decidimos ir a nuestro africano del Matongé. El barrio está al lado de casa de Ire así que me miré el recorrido pensando que iba a tardar casi una hora. Llevaba el bolso lleno de cosas, por si me veía en la obligación de tener que acampar en algún momento, pero al final resultó ser cuarenta y pico de minutos, no estaba tan mal.
Comimos en nuestro africano muy tranquilas lo de siempre: Mafe (pollo con salsa de cacahuete y arroz) para ella y Moambe (pollo con salsa de aceite de palmito y arroz) para mi. Hicimos una sobremesa laarga y nos fuimos paseando hasta la plaza Fernand Cocq donde nos metimos en un café "Sucré Salé" muy de abuelas pero muy bonito. En la plaza había un grand mejillón. Lo explico: como éste es el año de la gourmandise (Bruxedelicious) han puesto esculturas "modennas" de la comida típica (coles de Bruselas, frites, cervezas y moules, no se puede esperar mucho más). En realidad, el mejillón de la plaza era naranja y la cáscara era como una cazuela.
Al lado del Palacio Real hay esto, por ejemplo. Un cartucho de frites con piernas de personas representando las patatas fritas.
Bueno, volviendo a lo nuestro, nos fuimos a su casa tras investigar si había transporte público o no (negativo) y nos pasamos el resto de la tarde tumbadas en la cama escuchando música. Llegó Pau de trabajar, me quedé un rato y me fui andando dando un paseo hasta casa, que esta vez tardé menos que antes (se notaba que era cuesta abajo).
Llegué a casa, cené con Sara y me acosté ya que al día siguiente iba a quedar por la mañana con Ire y Cristina, una amiga suya, para hacer un poco de turismo o dar un paseo (deseando que hubiera transporte público).
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