martes, 27 de septiembre de 2011

Antwerpen... Et pourquoi pas?

Remontémonos a los hechos del ... jueves.

Conversación con Marco por el facebook:
"-Tu vas à Brugges?
- Non, je crois pas.
- Bah moi, j'y suis allée alors je préfère visiter une autre ville.
- Bah oui... moi aussi.
- Marco, tu veux aller à Maastricht?
- Ce serait cool!"

Viernes noche en el Churchill's:
" - Ey Martu, tu vas finalement à Brugges?
- Bah oui, parce que tu ne veux pas aller à Maastricht, tu ne m'as pas donné la securité.
- Eeyy...
- C'est vrai!
- Oke, si tu veux, on y va demain.
- Je te crois pas. Surement, j'rai à la gare le matin et je resterai là-bas seule parce que tu est en train de dormir.
- Mais non! À quelle heure on se voit demain?
- À ... 10h30 ?
- Okey, je croyais qu'il serait avant.
- Avant? Si tu veux...
- Au fait... Si tu veux... on peut rester la nuit içi avec tout le monde, et puis on y va à la gare directement et on prend le premier train à Maastricht.
- Je te crois pas.
- Tu ne me connais pas."

Y efectivamente, nos pasamos toda la noche con los Erasmus, cogimos el primer autobús para ir a su casa a por el pasaporte al ser yanki (es canadiense, lo sé, pero se comporta como los yankis). Y de allí, el bus otra vez a la Gare Centrale. Llegamos a la Gare Centrale y no vemos en los paneles el destino. No me lo puedo creer, después de todo... ¿no hay trenes a Maastricht? Me entra un ataque de risa en plan "la que he liado y todo para nada". Así que nos acercamos al punto de información y nos comentan que para ir a Maastricht hay que coger el tren hasta Liège y de allí un autobús porque era fin de semana blablabla... Obviamente nos negamos, pero ya que estábamos allí, miramos el resto de destinos. Preguntamos por Amsterdam pero era demasiado caro así que vimos que el siguiente tren... salía hacia Antwerpen.
"- On y va? Tu le connais?
- Non, et toi?
- Non.
- Alors, pourquoi pas?
- Oke, je me sens dans un film.
- Alors, c'est parfait"

Y nos cogimos el billete a Anvers, o Amberes, o Antwerpen, o Antehwerpenquesencilla (Pau... hahaha). Salimos de allí a las siete y veinte de la mañana más o menos, y llegamos en una hora a nuestro destino.

Nos sabéis la sensación tan rara que es ver cómo amanece en tu ciudad (MI ciudad, haha), cogerte un tren y ver cómo se va despertando una ciudad a la que acabas de llegar y vas a ir descubriendo. Además, pasamos de ver las calles principales vacías, sin coches, sin ruido... a todo lleníisimo de gente, ya que a Anvers va la gente de Bruselas para hacer compras (¡hay MUCHAS tiendas!).
En  fin, ¿quién hace turismo a las ocho y media de mañana? Nosotros.


Vimos la Catedral, la Grand Place, callejeamos bastante, y ¡terminamos llegando al río! Qué alegría me dio ver un río con su cespecito y todo. Obviamente, no es tan bonito como el nuestro, pero el puerto de allí es grande, y las gaviotas pasaban muy bajo. (Nota musical: "¿Y cien gaviotas dónde irán...?")
Nos pasamos un buen rato en el río, medio durmiendo, descansando y hablando de todo lo hablable. Tuvimos nuestro momento de conversación más personal, contándonos de todo, ¡e incluso un momento de PAVO imitando acentos! ¡Estoy aprendiendo a hablar como los canadienses! Puis, nos fuimos a dar una vuelta por el casco histórico, ahora lleno de turistas. Cómo cambia una ciudad depende del momento en el que la veas...
Al volvernos a la Gare, pasamos y entramos en algunas tiendas... ¡¡qué de tiendas hay allí!! Como dato informativo, los bruseleños van a Amberes de compras, porque está al lado y en serio... hay muchas tiendas. A pesar de estar cansados, entramos en dos o tres: una era estas típicas de deporte enoorme ¡¡con un stand hasta arriba lleno de gorros!! Obviamente, me probé un montón y no me llevé ninguno, pero estaban muy guays.
¡Y qué día hizo el sábado! Un sol espléndido, más bien calor. En una plaza de Amberes habían preparado una especie de rocódromo para que la gente intentara escalar, bastante curioso.
Y muchos coches de caballos, como aquí, pero con la diferencia de que en vez de dejar la "caca" en la calle, llevan una bolsa baja tipo "pañal" por lo que cuando pasa un coche de caballos por tu lado, no puedes sonreír de la peste que llevan encima. No sé si es mejor eso o lo que tenemos nosotros en Sevilla... creo que lo nuestro es al menos más auténtico, ¿no? Porque tienes siempre ese olor a azahar y a caca... sevillano. hahah.
La ciudad me pareció muy bonita, como todo lo que hay por aquí. Auténtica pero no tanto como Brujas, claro está. Y con ambiente pero no llega ni a la punta de los piés de nuestra querida Bruselas.
En fin, pasamos un buen día, un poco de película, la verdad.


En el tren de camino a Bruselas, comencé la labor de localización de la gente vía sms (BASE, gracias por los sms gratis) y quedamos en ir por la noche a la Grand Place porque había una serie de conciertos gratis por eso de ser la Fête de la Wallonie. Llegué a casa, me duché, comí, y salí. Eso sí, antes estuve un rato de cháchara con Sara. Ahora... ¿sabéis esa sensación de "no debería haber salido"? Pues me pasó nada más montarme en el autobús con Maddi y Anna. De pronto me salió el cansancio, y aunque pensara que me lo iba a pasar bien porque íbamos a ser muchos por allí, que iba a ver a Camille en directo... no podía. Llegamos al centro, intentamos entrar en la Grand Place pero nos hicieron bordearla por todas las bocacalles porque no se podía entrar por ninguna... Así que entro eso y que aún no había llegado todo el mundo... Decidí volverme para casa. Volví en plan zombie, me acosté y entré en coma profundo hasta el domingo por la mañana...

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