domingo, 25 de septiembre de 2011

Jueves y Viernes.

El jueves llegué a clase a las 8h y me costó un poco menos levantarme. Supongo que me estoy concienciando interiormente...
Pues bien, entro en clase (creo que la semana q viene ya podré llegar a todas sin perderme, más o menos) y nada más abrir me veo al profesor cara a cara y que me dice de modo cómico "shh!!" y toda la clase riéndose... Bueno, él también y a mi me entró un ataque de risa. "Sí, voilà, llegó la Erasmus".
La verdad es que la clase se pasó muy rápida. Es el típico profesor que te hace pensar, explica bien pero a la vez te hartas de reír con él en las clases.
Siguiente clase: entro, veo a muchísima gente, y al mismo profesor. Me salgo y pienso "Eing? No puede ser"... Pero sí, Emil, el canadiense me había escrito un sms diciéndome la clase para confirmar (menos mal porque yo lo tenía mal...). Pues ¡bien! Más clases con el profesor guay (lo llamaré así hasta que me sepa su nombre). El problema del principio de esa clase es que al ser taanta gente, nos pusimos detrás porque no había sitio delante y encima... estaba el aire acondicionado puesto, por lo que era peor para enterarse. Y sí, el aire acondicionado ¿Por qué? No lo sé, pero no me motivaba estar en clase sin enterarme de lo que decía el profesor y con la chaqueta y el pañuelo por el frío.
En fin, en el descanso de la clase, nos acercamos Emil y yo a hablar con el profesor porque Emil quería saber algo de los exámenes... y resulta que si ya es simpático explicando clases, hablando directamente con él, ¡es mejor aún! Nos estuvo preguntando de dónde éramos, dándonos la bienvenida a Bruselas... todo muy correcto pero de una forma muy agradable, diciendo "welcome y bienvenida". Creo que ha estado en Sevilla porque me preguntó de qué parte de España era y puso la sonrisa de "Oh, Sevilla".
Conseguimos un sitio en primera fila, y el resto de la clase, cuando realmente se empezó a dar clase, fue muy bien.
Y salí de la clase pensando en el plan para la noche: un concierto en un bar en Saint-Gilles, al lado de casa de Emil que se ve que está bastante bien y que iban más Erasmus.
Bueno, me fui para casa peeeeeero... me pasé antes por el Carrefour a por gofres (maldito descubrimiento... ¡Gracias Sara!!)
Llegué a casa, comí... limpié y vagueé. Me pasé toda la tarde vagueando (¡que falta me hacía!) y, sin planificarlo, quedé con Teresa para tomar algo ya que está en Bruselas. El problema es que tuvimos... problemas de coordinación y el resultado fue: Teresa en la Grand Place, esperando y sin móvil... se lleva un rato y se va. Yo en la Grand Place (seguramente en el otro lado) esperándola y sin poder localizarla... así que me fui.

Estuvo entretenido por el hecho de que la Grand Place nunca es aburrida pero claro, si se le suma que vas a quedar con alguien después y no que te vas a ir cabizbaja a casa, es distinto, haha!
Volví a casa, estuve de cháchara un rato con Sara, me puse una peli y me acosté, ya que al día siguiente había quedado temprano con Maddi para ir al mercado de la Place Jeu de Balle (ootra vez , pero nos encanta).

El viernes por la mañana me desperté y... ¡mierda! me había quedado dormida, así que a correr. Pero claro, ni Maddi y yo caimos en que era el marché de todos los viernes de mi calle, así que estuvimos curioseando puestos (todo el mercado, en realidad). Hay un puesto enooorme de aceitunas de todas clases, además te daban a probar. En fin, un mercado con todo tipo de cosas y à bon marché. El viernes que viene iremos a comprar cosillas (yo una toalla y un pañuelo de los bonitos que normalmente cuestan 4euros y aquí 2... ¡si es que mi barrio lo peta!) Aparte de los puestos de cosillas morunas, por ello de ser el barrio moruno.
Bueno, pues tras dar una vuelta y comprar un pain au chocolat, nos fuimos hacia nuestro querido barrio de Marolles. Pasamos una mañana realmente buena las dos, contándonos millones de cosas y eso... La verdad es que siento como si la conociera desde hace un montón y ¡pensar que sólo llevo dos semanas!
Nos pasamos el resto de la mañana en el mercado de Jeu de Balle y dando vueltas por las tiendas Vintage que hay por allí. ¡No sabéis la de cosas que hay allí! Durante la mañana te enamoras de millones de cosas, pero te tienes que contener, aunque Maddi no pudo y se compró una carterita de piel pequeña que sirve como portafolios, y un pin.
Dato curioso: la gente de allí es muy confiada: me pasé cerca de 5 minutos con un reloj antiguo de correa, muy bonito que pensé "regalo para mi papa"... El hombre del puesto no estaba, y la gente pasaba de nosotras. Pues bien, cuando vino nos echó una "bronca" porque no podía haber cogido el reloj. Le pregunté el precio, 120euros. Creo que vio mi cara de descomposición y posterior coraje de "si hubiera tenido la picaresca de habérmelo llevado porque usted PASABA de mi..." pero bueno.
Después de la bonita mañana, nos dirijimos a la facultad donde nos esperaban Anna e Irene que salían de clase: íbamos a comer juntas ya que llevábamos varios días sin estar solas las cuatro. Se unió a nosotras una chica italiana que había conocido Anna en clase.
Fuimos a comer a la cantine de la Universidad, unos bocatas en plan rápido. La verdad es que esta semana no ha sido de comidas muy "saludables" que digamos, pero me he hartado así que vuelvo a comer bien ahora.
Así que bien, una buena comida entre amigas y después, ¡a casa!
Y de casa... a una fiesta Erasmus en Churchill's, un pub inglés donde la cerveza nos la dejaron a un euro (como en caaaaaaaasa). Menos mal que llegamos pronto, porque como todos los sitios de fiesta Erasmus, era enano y no cabíamos. Poco a poco fuimos encontrándonos con la gente pero llegó un momento que no se podía estar, así que nos fuimos. Nos fuimos Maddi, Anna, Marco, Emil, Elena y Martina (todos italianos menos Marco) al Celtic bar. Un bar también como muy guiri, donde coincidió que había un mini-concierto con un cantante (italiano, precisamente) tocando la guitarra. De allí, donde estuvo muy guay la música (pusieron a The Strokes y sí, me flipé mucho con Maddi) nos fuimos al Delirium Marco y yo, donde nos encontramos a Fabio (se pronuncia Faaaaaaaaaabio) con un amigo suyo italiano que había venido a visitarle y a otro chaval canadiense del que nunca me acuerdo del nombre pero que es muy raro-habla mucho-mira raro.
En fin, esa parte de la noche estuvo bien, pero queda por contar, lo que siguió.

1 comentario:

  1. No lo compres todo en el mercadoooooooo :p que ya estoy llegandooooooo :p

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