domingo, 6 de noviembre de 2011

Mardi: journée tranquile chez Pilar.

El martes me desperté tranquilamente, limpié un poco la casa y mientras me arreglaba para ir a comer a casa de Pilar (que por fin la iba a ver después de no sé cuánto tiempo que llevo aquí) llegó Sara! ¡bieeeeeen!

En fin, no pudimos hablar mucho porque me iba y tenía que pasar para comprar algo para el postre para llevar algo a la casa. Como sabéis, mi barrio es el barrio turco. Es decir, está plagado de tiendas de por ahí, bares con señores musulmanes, peluquerías, pescaderías a lo musulmán... etc. Pues por ir con prisas me metí en una boulangerie donde te atiende una chica muy agradable pero los dulces que tenían eran los típicos que podemos comprar en cualquier pastelería. Bien Martu, bien. Pero como iba con prisas y me bloqueé sin saber si iba a encontrar otra o no de camino al bus, compré unos dulces en esa.
Me dio una caja bastante grande que me ayudó para que no se me colara la gente en el tranvía que tardó en llegar y encima iba bastante lleno (no caí en que era fiesta y había menos transportes). Aún así no llegué muy tarde, sólo un cuarto de hora y avisando (juro y perjuro que en Sevilla soy puntual e incluso llego antes de la hora a los sitios pero no sé que me pasa aquí que nunca calculo bien).
La comida estaba riquíisima y muy típica: gambas, queso, chorizo, aceitunas y pasta con moules riquísima. Pasamos una comida y tarde muymuy agradable hartándonos de reír y contándonos lo que nos gusta la ciudad en la que vivimos.
Encima, ¡¡tienen un montón de máscaras africanas por la casa!! Y, está claro que antes de volverme a Sevilla me llevaré una máscara africana de las de aquí del Congo, porque hay un montón y verdaderas.

El día no fue muy bonito en cuanto al tiempo porque estaba nublado y llovía (pero a la manera de aquí de chirimiri raro) y encima, se hace de noche a 17h, compañeros. ¡No me quiero imaginar dentro de un mes!

Me volví a casa sobre las siete... o algo así. Aunque ya estoy en horario guiri ¡y me parecía tardísimo! Estuve con Sara por casa y poco más porque al día siguiente iba a Ostende.
Hicimos excursión a visitar a la familia porque cuando llegué, Sara estaba cocinando y de pronto, nos quedamos sin luz y es que habría saltado algo y la bombilla de la cocina se apagó y no veíamos naaaaaada. Así que bajamos las dos abajo a buscar a la señora y a pedirle si tenía otra bombilla ¡porque no veíamos nada! Subimos y gracias a mi superlinterna del decathlon, pudimos cambiarla. Bueno, fue Sara porque yo aún subida a la silla tenía dificultades para llegar... Nos entró bastante la risa con nuestras aventuras caseras, y lo hicimos bien porque ahora tenemos muchísima luz en la cocina. Es como si antes tuviéramos una de baja potencia o blablabla y ahora tenemos una normal.

Parc du Cinquantanaire. By Lulu.

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