martes, 11 de octubre de 2011

Viaje a Dublín con Maddi y Marco!

Llegamos al aeropuerto que no estaba para nada vacío: todos los vuelos de ryanair salían a la misma hora. De todas formas, no había mucha cola. Al ir con Marco, tuvimos que esperar a la cola de facturación para que le firmaran el billete y comprobaran su pasaporte. La verdad es que era bastante gracioso, porque al llegar a Dublín tuvo que pasar por el control especial de "non UE" y tardaban un montón. Parecía un terrorista o algo así, el pobre.
En fin, del vuelo, obviamente no me acuerdo de nada, sólo de de pronto abrir los ojos y ver cómo estaba amaneciendo y llegábamos a la isla.
Llegamos al albergue justo para desayunar el buffet libre, p e r f e c t o, era un buffet de señores: fruta, cereales, tostadas, yogur, zumo, leche, té ñam ñam!! Obviamente, nos hartamos de comer todas las mañanas (¡había que sacar provecho a los diez euros la noche!). Momento muy grande cuando veo a Maddi y a Marco muertos de risa y éste me llama. Me dice al oído "Maddi ne sait pas utiliser le toaster, elle n'a jamais fait une toast!!" Ataque de risa que nos entró a los tres cuando sí, efectivamente Maddi no tenía tostador en su casa, así que no sabía cómo funcionaba. Además, metió la tostada... y salió NEGRA. hahhahahaha Bueno, siempre hay una primera vez.
El resto de la mañana nos la pasamos durmiendo, sí señor, durmiendo en la recepción del hostal esperando a que nos dieran la habitación. Cuando la tuvimos subimos, dejamos las cosas... volvimos a dormir un poco y salimos después de comer a pasear por la bonita Dublín.
Ni hay que decir que me pasé todo el viaje cantando "In Dublin's fair city where the girls are so preetty, I first set my eyes at sweet Molly Maloooone". Estuvimos por O'connell Street paseando, cruzamos al Temple Bar, nos dimos una vuelta... y a casa.
Al día siguiente nos hartamos de comer (bienbienbien) para desayunar (Maddi hizo mejor las tostadas), y cargamos pilas para irnos a patearnos todo el centro de Dublín. Pasamos un bonito día, porque además hacía sola (bueno... a veces, ya se sabe cómo es Irlanda con el tiempo).


La verdad es que creamos una atmósfera muy buena los tres, nos llevamos muy bien y era muy divertido cada vez que conocíamos a alguien explicar de dónde éramos cada uno y qué hacíamos juntos en Dublín.
Rara la sensación de que la gente que te rodee hable en inglés y tú te pases el día pensando en francés, pero teniendo que interactúar en inglés... olvidándote un poco de tu verdadero idioma. Es decir... ¡CACAO MENTAL! Pero divertido.
Divertido es ver a Maddi diciendo "¡coño!" o a Marco imitándome haciendo el acento cubano "vamos compañerouuu". Divertido es vernos a Marco y a mi diciendo cosas en italiano con ataque de risa de Maddi, y divertido es vernos a Maddi y a mi imitando el acento canadiense de una forma muuy forzada.
Raro es también encontrarse a un zorro en la acera por la noche, poobre...
Ese mismo día, volvimos a la zona del Temple Bar a entrar en los bares con música en directo... qué guay es todo aquello, ¡en serio! Un ambientazo genial, mucha música y Guinness. Al salir del Temple, vimos a un chaval tocando en la calle canciones tipo Pink Floyd, Oasis, Mumford&Sons... y nos quedamos como su público... Genial. Era un Glen Hansard pero con canciones no tan moñas, ¡genial!
En fin, llegamos también cuales zombies al albergue y nos acostamos para el día siguiente.
Fuimos a la fábrica de la Guinness por la mañana. Estuvo muy bien, sobretodo el bar de arriba, cuando terminas la visita y tienes una vista panorámica de Dublín.


En fin, conocimos a unos abueletes allí en el bar y no se sabe cómo acabamos con ellos en su coche dando una vuelta por el Phoenix Park. ¡Si es que los irlandeses son geniales...! Bueno, el señor era escocés pero su prima de Irlanda.
Después del agradable paseo en el coche, nos dejaron en O'connell Street y fuimos a comer al Burguer King, porque en Irlanda hay que ir a comer allí ya que las hamburguesas las hacen con carne de allí. Dimos luego una vuelta, y llegamos al albergue. Esa noche cocinó Marco. Pasta. Sí, un yanki haciendo pasta, pero... nos sorprendió gratamente ya que estaba bastante rica.
Pensamos en salir a dar la última vuelta por el Temple Bar pero al final nos quedamos en el albergue vagueando. Mientras que Madou y yo teníamos confesiones en lo alto de la litera, le gros bébé dormía "sólo por una hora". Menos mal que no salimos al final porque no teníamos ganas de volver a empalmar la noche. Aún así, prácticamente no dormimos porque nos tocó despertarnos sobre 4h para coger el bus (que no había, así que cogimos un taxi que nos salió incluso más barato) e ir al aeropuerto.
Ahora, triste es volverse de un viaje. Después de pasarnos tantas horas juntos y ver la buena atmósfera, es triste. Sobretodo cuando me paro a pensar que en dos meses se van...
¡Y rara es la sensación de pensar "voy a volver a casa" y sentirte en casa cuando llegas a Bruselas!
Llegamos a nuestra Gare du Midi querida con nuestro mercado de comida querido y nuestros puestos de frutas con platos para probar. ñaam.
Nos fuimos hasta el metro y allí nos despedimos los tres, con un graaan abrazo...

Jo... en fin, ¡ha sido un viaje genial con mejor compañía aún!


Esperando organizar otro viaje con las otras dos Emes :)

2 comentarios:

  1. Qué chulo :D
    10 euros la noche, qué bieeeen! Ademas con el desayuno y to'!

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  2. Me gusta muchisimo la cancion! Son las 10 menos 10 y tengo que ir a la uni, gracias Martu por despertarme asi :D

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